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"Deshilachando" al monstruo de las cloacas: ¿Podemos tirar las TOALLITAS higiénicas sin más al inodoro? mejor que no

11/09/2017

"Deshilachando" al monstruo de las cloacas: ¿Podemos tirar las TOALLITAS higiénicas sin más al inodoro? mejor que no


Rafael Marín Galvín

Rafael Marín Galvín

  • Jefe de Control de Calidad y Medio Ambiente - Director Gestión de Sistemas en EMACSA
  • Coordinador del Grupo de Inspección Vertidos y Laboratorio de la Comisión V de AEAS

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"Hay que transmitir al ciudadano que el papel higiénico y las toallitas son muy distintos y que la agresión de las toallitas usadas frente a la red de saneamiento es muy ostensible y nefasta"
 
Hace pocas fechas se ha publicado en la revista FuturEnviro un trabajo que recogía un análisis técnico sobre una importante muestra de las toallitas higiénicas empleadas habitualmente en nuestro país por el ciudadano. Tal estudio ha sido posible desde la colaboración (habitual por otra parte y que tantos frutos está rindiendo) entre AEAS y la Organización de Consumidores y Usuarios de España (OCU).
 
El estudio se puede enmarcar dentro de las actividades propiciadas por el sector del agua al objeto de plantarle cara al archiconocido y nefasto “monstruo de las cloacas”, entidad simpática pero que tantos quebraderos de cabeza nos está generando a los gestores de los saneamientos. En este sentido conviene recordar que las toallitas higiénicas, unidas a otros residuos sólidos o líquidos de nuestros saneamientos, pueden provocar atascos en colectores, como una primera fase de la rotura de los mismos, afluencia de aguas residuales al freático urbano, emisión de olores ofensivos en zonas urbanas (con las quejas asociadas de los ciudadanos), generación de putrefacciones en redes y estaciones de bombeo, y rotura de equipos de bombeo tanto en redes de saneamiento como en las propias EDAR. Y el problema también es económico y no menor, puesto que se cifra un sobrecoste derivado de esta situación cada año en España de 4-6 € por persona (200 M€/año). Un último ejemplo aparecido en prensa la semana pasada (Diario de Almería): en Roquetas de Mar el vertido de toallitas por el WC supone un coste anual adicional de 300.000 €.
 
En cualquier caso, ningún gestor entiende que sea sostenible ni lógico esperar la transformación en nuestras redes de saneamiento de un producto sólido (toallitas o similares) en otro pseudo-líquido (toallita más o menos desintegrada) que una vez en la EDAR debe volver a transformarse en sólido para su separación del agua residual como fango o lodo de depuración: con esta dinámica lo que sí se comprueba diariamente es la aparición de nuestro inefable “monstruo de las cloacas”.
 
Por cierto, esta problemática ya fue puesta de manifiesto en 2.009 por el GT de Inspección y Vertidos de Laboratorio de la Comisión V de AEAS en España.. y ya ha tardado en visualizarse como un problema de primera magnitud en nuestros saneamientos. Pero afortunadamente ahora la preocupación también es internacional como demuestra la puesta en marcha de una iniciativa internacional sobre el posicionamiento del sector acerca de las características de los productos aptos y no aptos para desechar por el inodoro a la que se han adherido la práctica totalidad de los gestores nacionales, y más de 300 asociaciones y gestores de una veintena de países.
 


Detalles del estudio realizado

 
Dicho lo anterior, el estudio comentado abarcó 17 productos calificados como desechables vía inodoro, 4 como no desechables y como testigo, un papel higiénico de venta mayoritaria en España. Cualquier toallita higiénica se compone de fibras de celulosa (naturales o modificadas) y fibras sintéticas (polímeros, más o menos degradables en el agua) dando lugar a un producto calificado como de textil no tejido (nonwoven). También contienen pequeñas cantidades de aditivos tales como suavizantes, desinfectantes, perfumantes, detergentes y otros.
 
El primer resultado obtenido de nuestro estudio fue que la microscopía óptica demostró una diferencia estructural muy sensible entre las fibras existentes en los productos. Así la celulosa natural presentaba fibras con un elevado grado de desorganización y ramificadas y esponjosas, mientras que en la celulosa sintética o modificada las fibras eran cilíndricas y más homogéneas, y finalmente, las fibras sintéticas de polímeros plásticos eran cilíndricas y altamente organizadas. La consecuencia era que la posibilidad de desestructuración en la celulosa natural (papel higiénico) era muy alta y en el resto no.
 
¿Y qué hay de las fibras componentes de las toallitas? Se identificaron mediante espectroscopía FT-IR tres tipos componentes: celulosa (natural o modificada), fibras sintéticas de alcohol polivinílico y cantidades minoritarias de poliéster sulfonado, ambos degradables en agua; finalmente otros polímeros termoplásticos de difícil biodegradación (poliolefinas y poliésteres). En todo caso, los termoplásticos se erigen como una fuente notable de generación de microplásticos de mínima o nula biodegradabilidad en el medio acuático, además de actuar como adsorbentes de otra gran cantidad de compuestos orgánicos sintéticos o naturales con potencial incidencia ambiental.
 
En todo caso, el análisis elemental de los materiales que componían toallitas y papel higiénico testigo difería bastante. La celulosa presentaba un 44% de C, 6% de H y 50% de O2, mientras que las toallitas no desechables contenían más C que el papel higiénico, y en general, las no desechables contenían más H que las desechables. Asimismo, el contenido en O2 de toallitas y papel eran muy distintos. Como resumen, el análisis elemental del papel higiénico se identificaba con la celulosa pura y no así para toallitas tanto desechables como no desechables, cuyo mayor contenido en C trasladaba su contenido en fibras sintéticas no existentes en el papel higiénico, así como en productos orgánicos aditivos, como se comentó más arriba.
 
Por otro lado, el “monstruo de las cloacas” se origina en realidad por la mínima degradación de las toallitas desechadas a través de inodoros y similares. Para evaluar estos aspectos se simuló el comportamiento físico de las toallitas y del papel testigo en las redes mediante ensayos de degradación y rotura, usando cuatro muestras de cada producto, sometidas a agitación durante 48 h en total. El comportamiento del papel fue totalmente distinto al resto: al cabo de 30 min ya se había convertido en una suspensión de aspecto lechoso mientras la integridad física de las toallitas apenas variaba, quedando prácticamente inalterables, incluso las calificadas como “desechables” tras 48 h.
 
Otro aspecto crítico estudiado, radicó en evaluar la generación de sólidos con capacidad de atasco en redes. Así, tamizadas las suspensiones formadas por los productos al cabo de 48 h se valoraron los % presentes de las fracciones de >16 mm y >12,5 mm, es decir, los sólidos con alto potencial de generar atascos en bombeos y colectores. Conclusión: el papel higiénico no produce sólidos gruesos y las toallitas, desechables o no, sí, más del 50%-60% como mínimo de su peso inicial.
 
Con relación a los SSUSP, papel higiénico y toallitas también evidenciaron grandes diferencias: el papel producía un 59% de SSUSP mientras en las toallitas desechables no pasaban de 23% y las no desechables no generaban SSUSP.
 
En otro apartado del estudio, se determinaron los valores de DBO5, DQO, N-total y P-total en las suspensiones formadas tras 48 h del proceso de disgregación de los productos. Todas las toallitas presentaron valores de DBO5, DQO, N y P mucho más altos que los del papel lo que podría implicar mayores dificultades frente a la depuración biológica convencional en las EDAR: asimismo, las desechables serían algo más biodegradables en planta que las no desechables (a más coste, claro).
 
Finalmente, se testó la biodegradabilidad tanto en medio aerobio como anaerobio de toallitas y papel testigo, con los ensayos rutinarios aceptados al efecto. Los resultados indicaron que ninguna toallita era biodegradable, ni en medio aerobio ni anaerobio,  mientras que el papel higiénico ofreció tasas de biodegradabilidad moderadas tanto en aerobiosis como en anaerobiosis, 32% y 38% respectivamente, algo más bajas de las esperables probablemente debido a la fracción lignina presente en el papel (de velocidad de biodegradación más lenta que la celulosa). Además, de la relación DBO5/DQO de todos los productos investigados tan solo una toallita calificada como desechable cumplía el requerimiento de un valor de 0,3 establecido en bibliografía al efecto para fijar un carácter de biodegradabilidad admisible (la DQO es más refractaria a su depuración en una EDAR convencional).
 


Resultados y conclusiones

 
Como evaluación global de los resultados presentados, debe insistirse en que papel higiénico y toallitas, tanto desechables como no desechables, son materiales muy distintos. El primero corresponde a celulosa, y las segundas contienen tres tipos de fibras: celulosa (modificada), poliéster de alcohol polivinílico y poliéster sulfonado, y termoplásticos. Los dos primeros son degradables en agua; los terceros, no.
 
La estructura de todas las toallitas testadas se conforma de un entramado calificado de textil no tejido, de unas características radicalmente distintas a las del papel higiénico convencional y de comportamiento diferente en cuanto a su proceso de degradación o rotura. Aún más, los compuestos químicos presentes como aditivos en la práctica totalidad de las toallitas, desechables y no desechables, abarcaban una gran variedad de sustancias, muchas de ellas con un potencial de afección sobre el medio acuático muy importante. Esto no ocurría con el papel higiénico.
 
El comportamiento del papel higiénico dentro de un agua evolucionaba en muy poco tiempo (30 min) hacia una suspensión lechosa, sin restos gruesos y totalmente filtrable, lo que nunca ocurrió con ninguna toallita. Éstas se demostraron muy difícilmente desintegrables o degradables en medio acuoso (es decir, apenas se rompían), generando gran cantidad de sólidos gruesos, con una muy alta capacidad de generar atascos en redes y con una tipología similar a la de los microplásticos potencialmente agresivos para el medio acuático. Además, la generación de sólidos en suspensión y fracción disuelta por parte del papel era sensiblemente diferente a la de la totalidad de las toallitas testadas.
 
Finalmente, hay que transmitir al ciudadano que papel higiénico y las toallitas son muy distintos y que la agresión de las toallitas usadas frente a la red de saneamiento es muy ostensible y nefasta. Además, los sobrecostes de explotación repercutirán sobre su bolsillo, y a esto sí puede ser mucho más receptivo el usuario. Así pues, sería aconsejable retirar de todos los productos testados la calificación de desechable vía inodoro pues se comprueba que tal denominación es para los productos testados, errónea. Solamente el papel higiénico convencional es el adecuado para evacuación directa vía inodoro.
 
En este sentido, se ha constituido a principios de año un Grupo de Trabajo en AENOR, con representación de gestores de saneamientos, productores de toallitas y comercializadores, para elaborar una norma UNE en España que pueda regularizar el carácter de desechable vía inodoro o no de todos estos productos, ayudando a la preservación y buen funcionamiento de nuestras redes de saneamiento.
 
 
Rafael Marín Galvín
 
 

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