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Brasil tiene las condiciones para posicionarse como potencia en desalación


03/09/2025

Internacional
Brasil tiene las condiciones para posicionarse como potencia en desalación

 

  • Expertos de la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua, ALADYR, destacaron que Brasil podría beneficiarse de un plan nacional de desalinización a gran escala y que sus centros urbanos costeros tienen la demanda necesaria para construir las mayores plantas potabilizadoras de agua de mar de la región
 
La Asociación Latinoamericana de Desalinización y Reúso de Agua (ALADYR) ve en Brasil un futuro líder en la desalinización y el reúso de agua, con un potencial que podría complementar y expandir la exitosa experiencia regional liderada por países como Chile. Patricio Martiz, Director de ALADYR, destacó en recientes declaraciones las condiciones que posicionan a Brasil para una transformación hídrica al tiempo que enfatizó la necesidad de una visión estratégica y un marco regulatorio ágil para desatar este potencial.
 
Martiz subrayó que Chile ha sido pionero y referente en la desalinización regional con sus más de 18 plantas operativas impulsadas por su industria minera y de agua potable, estableciendo un modelo exitoso. Para él, Brasil tiene la oportunidad de complementar esta experiencia regional con un enfoque diferente que aproveche sus ventajas geográficas únicas. "La inmensa costa brasileña de más de 7.000 kilómetros sobre el océano Atlántico y sus grandes centros urbanos asentados en ella ofrecen un escenario ideal para la desalinización como solución a la escasez", dijo.
 
Con 18 de sus 42 regiones metropolitanas ubicadas en zonas costeras o bajo su influencia, Brasil cuenta con un mercado potencial significativamente mayor al del resto de la región que incluye ciudades como Río de Janeiro (6.7 millones de habitantes), Salvador (2.9 millones), Recife (1.6 millones) y Fortaleza (2.6 millones).
 
Para el director, una de las claves reside en una "estrategia de intercambio hídrico" que optimice la colaboración entre la industria y las necesidades municipales: "en lugar de transportar agua desde el interior hacia las ciudades costeras  — un proceso costoso y energéticamente ineficiente —, las plantas desalinizadoras costeras suministrarían agua a los centros urbanos, mientras que el agua dulce proveniente del interior se destinaría a usos industriales y agrícolas donde es naturalmente abundante. Esta estrategia, que contrasta con el modelo chileno donde las corrientes del deshielo que descienden se cruzan con corrientes de agua desalada bombeadas a altas cotas generando ineficiencias, permitiría a Brasil optimizar geográficamente sus recursos hídricos", explicó Martiz.
 
Martiz vislumbra que Brasil, junto con Chile y Perú, tienen el potencial de formar el hub continental de desalinización más importante a nivel mundial. "Chile aporta la experiencia minera consolidada, Perú está en franco camino a tener importantes plantas desaladoras para uso doméstico y minero, y Brasil puede contribuir con la escala urbana masiva y agua para tecnologías avanzadas. Juntos, estos tres países podrían posicionar a la región del Pacífico Sur y Atlántico como la nueva capital mundial de la desalinización, complementando y eventualmente rivalizando con los tradicionales centros de Medio Oriente", señaló.
 
Una de las principales ventajas que Brasil podría capitalizar - continúa - es la creación de una legislación que agilice los proyectos de desalinización. Martiz sugirió que, dada la urgencia de estas infraestructuras como medida de adaptación al cambio climático, se debería establecer una "vía rápida" para su aprobación, "evitando demoras excesivas como las que pueden ocurrir en proyectos complejos de infraestructura hídrica". Esta celeridad, combinada con la construcción de plantas de gran tamaño, permitiría alcanzar economías de escala, reduciendo sustancialmente los costos de implementación y operación, haciendo el agua desalinizada más accesible.
 
El representante de ALADYR también resaltó la fortaleza de la industria local de equipos en Brasil. "Brasil cuenta con una base industrial consolidada en equipos mecánicos y de tratamiento de agua que puede potenciarse para la desalinización. Aunque requiere desarrollo específico, la infraestructura manufacturera existente y la experiencia en ingeniería hídrica proporcionan una base sólida. La producción local de componentes puede reducir costos de implementación entre 15 - 25% comparado con la importación total, mientras impulsa la cadena de valor local", explicó. Además, hizo hincapié en la importancia de la mezcla estratégica de reúso con desalinización. “La combinación de ambas tecnologías optimiza el uso de los recursos hídricos existentes y ofrece soluciones más resilientes e integradas a los desafíos del agua".
 
Otro de los nichos identificados por Martiz para la desalinización es el del sector tecnológico. "Con inversiones anunciadas de R$ 24.8 mil millones en semiconductores relacionados al Programa Brasil Semicon, existe una oportunidad excepcional. La industria de semiconductores es el mayor consumidor de agua ultrapura, requiriendo hasta 5.500 m³/día por fábrica. Una planta desalinizadora con capacidades de ultra-purificación puede generar ingresos sustancialmente superiores por el agua ultrapura debido a su alto valor agregado versus agua potable convencional. Este impulso abordaría las necesidades hídricas mientras que posicionaría a Brasil como un centro de innovación en el tratamiento del agua y tecnología avanzada", concluyó.
 

Una segunda oportunidad

 
ALADYR también consultó sobre el tema a Emilio Gabbrielli, reconocido consultor y analista internacional en temas de desalinización, con una vasta experiencia que incluye la autoría del libro "7000 años de historia de la desalinización".
 
Gabbrielli contextualiza la lenta adopción de la desalinización a gran escala en Brasil, comparándola con casos como Italia, que a pesar de tener problemas hídricos similares a España, no ha desarrollado la desalinización. Atribuye esta situación a "problemas políticos de no cooperación y falta de coherencia y visión a largo plazo”.
 
El especialista ejemplifica con el caso de España que a finales de los años 90s, la alternancia política llevó a la cancelación de un gran trasvase del Ebro y, con el apoyo de fondos europeos, a la construcción de numerosas y grandes plantas desalinizadoras a lo largo de la costa. Esta decisión, calificada por Gabbrielli como "la correcta" evitó los riesgos ambientales de los trasvases a gran escala y catapultó a España a convertirse en una potencia mundial en desalinización, creando un know-how que llevó a empresas españolas a construir las mayores plantas desalinizadoras del mundo. “Brasil tiene el potencial de seguir un camino parecido al de España” dice Gabbrielli.
 
Gabbrielli afirma que en realidad Brasil ya habría podido seguir este tipo de camino si en vez de decidir de lanzarse solamente en el megatrasvase del Río São Francisco (2007), se hubiese optado para integrarlo con la construcción de grandes plantas de desalación a lo largo de la costa. Contrario a la desalinización, que "solamente crea aguas nuevas del mar", los trasvases acarrean riesgos ecológicos y de disponibilidad a largo plazo.
 
Agregó que los trasvases representan "grandes canales, centenas de kilómetros, excavaciones, mucho concreto”, lo que contrasta con el menor costo de construcción civil de las plantas desalinizadoras. Aun sin conocer los detalles de los estudios de factibilidad que llevaron a la decisión de optar solamente por el trasvase del Río San Francisco, Gabbrielli está seguro de que habría sido más barato desalinizar agua del mar para abastecer a las regiones más próximas a la costa.
 
A pesar de la oportunidad perdida, Gabbrielli es optimista y afirma que Brasil tiene una segunda oportunidad para desarrollar un plan nacional de desalinización. Para él, esta vez la clave reside en basar las decisiones en datos y ciencia, priorizando la desalinización en las zonas costeras donde es más económica y eficiente que el transporte de agua desde el interior. Gabbrielli destaca que el costo de la desalinización ha disminuido significativamente (alrededor de un dólar por metro cúbico para plantas grandes, pudiendo bajar incrementando el uso de energía renovable), lo cual hace a la desalinización una opción altamente competitiva, especialmente en el Nordeste brasileño, rico en fuentes de energía eólica y solar.
 
El especialista también revela que, aunque no haya tanta desalinización potable, Brasil ya tiene "mucha desalinización industrial" en varios sectores, como la industria automovilística, siderúrgica, de bebidas y de papel, etc. En particular fue uno de los mayores países en la construcción de grandes plantas de desalinización en los años 2014-2015 debido a las necesidades de Petrobras para la extracción de petróleo offshore, que requiere plantas de desalinización de gran tamaño para inyectar agua de alta presión en el fondo del mar para su extracción. “Esta experiencia operativa en plantas industriales proporciona una base sólida para el desarrollo de la desalinización potable a gran escala” asegura.
 
Gabbrielli concluye que, con una estrategia nacional de desalinización bien definida y el fomento de la industria local para consorciarse y desarrollar capacidades autóctonas, Brasil podría solucionar sus problemas de abastecimiento de agua en grandes ciudades costeras como Río de Janeiro, Fortaleza, Salvador, Recife y también el litoral de São Paulo, además de integrarse exitosamente en el mercado latinoamericano y global.
 

Ruta para la masificación de la desalinización en Brasil

 
Expertos proponen el camino para que Brasil se convierta en una potencia en desalinización:
 
  • Vía rápida legislativa: Urge una nueva legislación que acelere la aprobación de proyectos, considerándolos infraestructura prioritaria para la adaptación al cambio climático.
     
  • Grandes plantas y economías de escala: Impulsar la construcción de grandes instalaciones para reducir costos de implementación y operación, haciendo el agua desalinizada más asequible.
     
  • Fortalecer industria local: Incentivar la producción de equipos a nivel nacional para disminuir costos y potenciar la cadena de valor brasileña.
     
  • Integración estratégica: Combinar desalinización con reúso de agua para optimizar recursos y construir soluciones hídricas resilientes.
     
  • Foco en alta tecnología: Desarrollar plantas de agua ultrapura para satisfacer la demanda de sectores tecnológicos emergentes como los semiconductores, generando alto valor agregado.
 

Fuente aladyr.net


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