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Fármacos y cosméticos: sustancias químicas tóxicas que llegan al agua, aunque tratemos de impedirlo


30/08/2019

Calidad del agua
Fármacos y cosméticos: sustancias químicas tóxicas que llegan al agua, aunque tratemos de impedirlo

 

  • A pesar de la creciente conciencia social y empresarial, la exigente normativa europea de tratamiento del agua residual enfrenta los intereses de los agentes implicados
 
 
La contaminación del aire, del agua y del suelo supone un conflicto global infravalorado que se convertirá, según los expertos, en el problema de salud mundial más urgente en los próximos años.
 
Actualmente, según la Agencia Europea de los Productos Químicos (ECHA), convivimos en un entorno en el que existen más de 6.000 sustancias tóxicas cada día, que acaban con la vida de cerca de nueve millones de personas al año y afectan a la salud de más de 200 millones en todo el mundo. “Hoy por hoy, la industria participa activamente en dicha contaminación, pero las Administraciones y los hogares también juegan su papel”, asegura Fernando González, director técnico de Medio Ambiente Industrial en TÜV SÜD.
 
Uno de los principales contaminantes son las aguas residuales no tratadas procedentes de industrias de fabricación de textiles, piel o calzado. “Estas emisiones pueden hacer que los cursos de agua no sean aptos para el consumo humano, dañar el medio natural o destruir ecosistemas. Incluso pueden filtrarse en acuíferos y provocar una grave escasez de agua”, explica el Dr. Raymond Lui, vicepresidente de Soluciones Empresariales, Ensayos Químicos y Certificación de TÜV SÜD. Por su parte, González expone que “aunque estas industrias son bastante agresivas, la calidad del agua dependerá en última estancia de su uso”.
 
Ante la inquietud por la escasez de agua y empujados por una normativa medioambiental más estricta conocida como la Directiva Marco de Agua (DMA), las empresas que consumen más agua han visto cómo se incrementa la presión sobre su actividad y, aunque han reforzado su compromiso en materia ecológica, aseguran que “es inevitable no introducir sustancias químicas en el agua durante el proceso de fabricación de un producto”.
 
En esta línea, el director técnico de Medio Ambiente de TÜV SÜD afirma que “hoy en día se fomentan ciertas prácticas para reutilizar el agua dentro de la propia empresa. Si la depuras con una calidad adecuada, puedes volver a usarla, ahorrando costes y evitando la contaminación. Sin embargo, en algunos casos, desconocen sus niveles de calidad y no son conscientes de que el agua está en condiciones de volver a utilizarse”.
 
“Los fabricantes y proveedores deben realizar una gran inversión si quieren mejorar la calidad de sus aguas residuales, no solo en términos de coste sino también para obtener un mayor conocimiento de las soluciones de gestión de sustancias químicas que permitan mejorar la calidad del agua. El elevado coste del tratamiento químico, el coste de evacuación de lodos y el consumo de energía pueden hacer que el proceso sea inasequible”, afirma Lui.
 
Frente a esta problemática, entre otros, se han impulsado dos iniciativas para transformar la forma en la que el mundo aborda el problema de las aguas residuales no tratadas: la campaña Detox de Greenpeace, que ha elaborado la lista de las 12 sustancias químicas más peligrosas; y ZDHC (Zero Discharge of Hazardous Chemicals), una guía para el tratamiento de aguas residuales.
 

Los vertidos urbanos, en el punto de mira

 
Según el Instituto Superior de Medio Ambiente (ISM), la depuración de aguas residuales en España es una práctica obligatoria que conlleva sanción en caso de incumplimiento.
 
A pesar de las normativas vigentes, el 57% de las masas de agua de España se encuentran en un estado de calidad inaceptable como consecuencia de la contaminación. “A veces las depuradoras no funcionan correctamente, ni tienen la capacidad suficiente para sanear el vertido urbano de los hogares. Cada vez las ciudades están más masificadas y la población más envejecida, por lo que no solo vertimos desechos humanos, sino también fármacos, cosméticos y sustancias tóxicas que hace unos años eran inexistentes. Hoy en día, este es uno de los grandes problemas de la depuración de los vertidos urbanos”, incide González.
 
Por otra parte, aunque los propios consumidores han adquirido un compromiso social respecto al medio ambiente, modificando su criterio y comprando productos procedentes de empresas que se nieguen a contaminar los ríos y océanos, sus prácticas diarias influyen en el resultado final. “A medida que las campañas vayan ganando terreno y sus listas de seguidores crezcan, es posible que la sostenibilidad del agua ya no sea un sueño muy lejano y se convierta en una realidad”, concluye Luis. Lo cierto es que, para Fernando González, “todos somos ecologistas en mayor o menor grado y como tal, tenemos que hacer lo que esté en nuestra mano por proteger la naturaleza”.
 

Fuente www.tuv-sud.es


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