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Más de 5 mil piscinas olímpicas de aguas residuales sin depurar, se arrojan cada día al medio ambiente en Brasil


26/05/2025

Internacional
Más de 5 mil piscinas olímpicas de aguas residuales sin depurar, se arrojan cada día al medio ambiente en Brasil

 

  • Sequías cada vez más severas, desigualdades estructurales y pérdidas significativas en las redes de abastecimiento han caracterizado el panorama hídrico de Brasil. Sin embargo, ALADYR destaca el avance acelerado del país en la adopción de la reutilización del agua y la desalinización como estrategias fundamentales para garantizar la seguridad hídrica
 
Jorge Augello, representante en Brasil de la Asociación Latinoamericana de Desalinización y Reúso de Agua (ALADYR), analiza la situación hídrica de Brasil y, aunque ha expresado preocupación por los desafíos existentes debido a deficiencias en el acceso al agua potable y saneamiento, sequías recurrentes y pérdidas en la red de distribución, considera que existe un entorno propicio para superar las brechas.
 
Augello añade que este es un momento decisivo para la transición hacia un modelo hídrico sostenible. Entre los desafíos de gestión, destaca que, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), cerca de 33 millones de personas no tienen acceso continuo a agua potable segura, mientras que más de 49 millones carecen de servicios adecuados de recolección y tratamiento de aguas residuales. A esta situación se suma la pérdida del 37,8% del volumen de agua producido en los sistemas de abastecimiento urbano, lo que representa un volumen anual suficiente para abastecer a más de 50 millones de personas.
 
Además, según datos del Ministerio del Medio Ambiente, hasta finales del año pasado, el 58% del territorio nacional enfrentaba los efectos de la peor sequía registrada en los últimos 50 años. Esta situación se manifiesta no solo en la reducción de los niveles de los ríos y en las dificultades de abastecimiento para la población, sino también en las exportaciones agrícolas, como el café, cuyos precios internacionales hoy registran un aumento debido a la escasez de la oferta proveniente del mercado brasileño.
 
A pesar de este panorama, Augello enfatiza, con optimismo, los avances que ha hecho el país en cuanto a la incorporación del reúso de agua y la desalinización del agua del mar a su matriz hídrica, y considera que el año 2025 marca una oportunidad para su posicionamiento como el mayor mercado latinoamericano para las tecnologías de tratamiento de la región. En términos de tratamiento, citó inversiones previstas de más de R$ 51,6 mil millones en contratos del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) solo para los estados de Pará, Pernambuco y Rondônia.
 
El reúso del agua, antes visto con desconfianza, gana fuerza en Brasil como una solución inteligente frente a la escasez. Un ejemplo notable es el Aquapolo Ambiental en São Paulo. En ella, el agua que ya sirvió a la población recibe un tratamiento avanzado y es suministrada a las industrias del Polo Petroquímico del Gran ABC. Esta acción alivia la presión sobre nuestras fuentes de agua potable al tiempo que demuestra el potencial de las asociaciones entre el sector público y privado en la búsqueda de soluciones sostenibles.
 

Un país de contrastes

 
Datos del Sistema Nacional de Información sobre Saneamiento (SNIS) de 2022 indican que, aunque la cobertura de agua potable alcanza casi el 90%, la recolección de aguas residuales abarca solo entre el 56% y el 62,3% de la población. Solo el 52,2% de las aguas residuales recolectadas recibe tratamiento. Esto significa que, diariamente, el equivalente a más de 5.200 piscinas olímpicas de aguas residuales sin tratamiento es vertido en el medio ambiente. “Es un recurso que ya no se puede desperdiciar”, afirma ALADYR.
 
Otros contrastes más evidentes están en el hecho de que, en el Norte del país, apenas el 46,4% de la población tiene acceso a un saneamiento adecuado, mientras que en el Sudeste ese porcentaje llega al 90,7%.
 
Las inversiones previstas del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) encuentran su catalizador en las regulaciones aprobadas por el Congreso que obligan a ciudades y estados a garantizar la cobertura total de agua y alcantarillado hasta 2033. Además, ALADYR cree que esta legislación hace parte de una arquitectura institucional orientada a las asociaciones público-privadas y una creciente concienciación por parte de industrias como la siderurgia, el petróleo y la petroquímica, sectores que ya poseen historias de éxito con aguas residuales tratadas para garantizar su operatividad ante la incertidumbre generada por las sequías recurrentes.
 
La Asociación admira el progreso de Brasil en términos de reúso y lo coloca como un ejemplo a seguir para el establecimiento de sinergias entre necesidades urbanas, voluntad política e interés privado, como lo demuestra la experiencia de AQUAPOLO.
 
No obstante, advierten que persisten desafíos estructurales, como la falta de políticas públicas de incentivo, marcos regulatorios estandarizados y una cultura ciudadana que valore el reúso del agua como un elemento de seguridad y sostenibilidad.
 

Reciclaje de agua industrial

 
ALADYR destaca que acompaña de cerca los principales proyectos en desarrollo en Brasil, mencionando el proyecto de Itaboraí, en Río de Janeiro —liderado por Aegea y por Petrobras— como uno de los marcos del modelo brasileño. La planta, destinada a abastecer el polo petroquímico de Gaslub, sustituirá el uso de agua potable por agua residual tratada, con una economía equivalente al consumo de 600 mil personas. Este tipo de adaptación también es propuesto para los polos Duque de Caxias e Itaboraí, donde actualmente son utilizados más de 1.300 l/s de agua captada del río Guandú y de la represa de Saracuruna, volúmenes que podrían ser sustituidos por medio de soluciones de reúso con estaciones ya existentes.
 
Otra de las iniciativas que más llama la atención es el proyecto Águas de Reúso de Vitória, desarrollado por el consorcio GS Inima Brasil – TuboMills, con la participación de la Compañía Espírito Santense de Saneamiento (CESAN) y de la empresa ArcelorMittal como cliente ancla. El proyecto marca la primera subasta de subconcesión de agua de reúso realizada en la bolsa de valores brasileña (B3) y despunta como referencia nacional por su modelo de gobernanza, su escala y su nivel tecnológico. “¡Estamos enfrentando un cambio de paradigma! Por primera vez, las empresas compitieron en una subasta no por un recurso natural, sino por el derecho de usar aguas residuales como materia prima. Esto transforma completamente la lógica de los servicios de agua en el país”, declaró Augello.
 
La planta tratará 450 litros por segundo (l/s) de aguas residuales provenientes de la Cuenca de Camburi —que comprende cinco barrios de las ciudades de Vitória y Serra— para producir 360 l/s de agua de alta calidad destinada al uso industrial. Se espera que inicie las operaciones en el primer trimestre de 2027. El sistema incorpora biorreactores de membrana (MBR), remoción de nitrógeno y fósforo y ósmosis inversa de doble etapa, tecnologías que garantizan una calidad inédita en el país.
 
El proyecto también contempla la desactivación de la Estación de Tratamiento de Efluentes de Camburi, ubicada en área privilegiada de la capital, que liberará terrenos urbanos y optimizará la infraestructura sanitaria existente.
 

Desalinización frente a la escasez en el Noreste

 
ALADYR también acompaña de cerca lo que considera uno de los más importantes proyectos de desalinización para consumo humano en la región y sostiene que, después de superar obstáculos y avanzar, se tornará el modelo a ser replicado en todo el nordeste brasileño. El proyecto Águas de Fortaleza prevé la construcción de una planta de desalinización de agua de mar con capacidad de producción de 1.000 litros por segundo, lo que lo posiciona como uno de los mayores de América Latina. “Representa una puerta de entrada para la aplicación potable de la desalinización en Brasil”, afirma su representante.
 
También en Espírito Santo, está proyectada una planta de desalinización de 1.216 l/s para abastecer a más de 550.000 habitantes en la región metropolitana de la Grande Vitória, incluyendo los municipios de Anchieta y Aracruz.
 
La capacidad de Brasil para consolidar esos avances dependerá del fortalecimiento institucional, de la incorporación de estándares internacionales, de la creación de incentivos fiscales y tarifarios, y de la replicación de modelos como el de Vitória en otras regiones. Los especialistas de ALADYR concuerdan en que 2025 será el año en que el país dejará de ser una promesa y se convertirá en un actor consolidado en el mapa de la sostenibilidad hídrica mundial. “El país está en un punto de inflexión entre la escasez y la seguridad hídrica”, afirma Augello.
 

Fuente aladyr.net


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