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17/07/2025

La urgencia de actuar frente a la crisis invisible: la mejora de calidad de aire



 

  • 31 millones de personas estuvieron expuestas en 2024 a unos niveles de contaminación que exceden los nuevos límites aprobados para 2030
  • Durante 2024, se produjeron 290 superaciones del umbral de información
  • Empresas, ayuntamientos y ciudadanía pueden utilizar la presencia de olores como un sistema de alerta temprana
 

Una alerta sanitaria que no podemos ignorar

 
España enfrenta una crisis silenciosa pero devastadora. Según el último informe de Ecologistas en Acción, 31 millones de personas estuvieron expuestas en 2024 a unos niveles de contaminación que exceden los nuevos límites aprobados para 2030 por la Unión Europea. Esta cifra representa aproximadamente dos tercios de la población española, una proporción alarmante que convierte la calidad del aire en uno de los retos medioambientales más urgentes de nuestro tiempo.
 
El estudio, que analiza datos de 790 estaciones oficiales de medición repartidas por todo el territorio nacional, revela una realidad inquietante: mientras que la calidad del aire en España ha mejorado respecto a 2023 y los años anteriores a la COVID-19, con una reducción significativa de los niveles de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono troposférico, los avances siguen siendo insuficientes para proteger la salud de la mayor parte de la ciudadanía.
 
Los costes sanitarios y laborales derivados de la contaminación atmosférica representan según el Banco Mundial 50.000 millones de dólares al año, un 3,5 % del PIB español. Estamos hablando de una situación que afecta directamente a la salud de la población, la competitividad de las empresas y a la sostenibilidad del sistema de salud.
 


Dónde respiramos peor

 
El informe identifica claramente las zonas más afectadas por la contaminación atmosférica. En el tercer año más cálido desde que se dispone de registros, se produjeron numerosos episodios de contaminación por partículas y por ozono, presentando las peores situaciones respectivamente Canarias y la Comunidad de Madrid, además, Barcelona, Valencia y otras ciudades importantes siguen luchando contra niveles peligrosos de contaminación que afectan directamente a la calidad de vida de millones de personas.
 
Durante 2024, se produjeron 290 superaciones del umbral de información, episodios que no son eventos aislados, sino manifestaciones de una tendencia que se intensificará con el calentamiento global.
 
 
Foto de Christian Lue en Unsplash



La dimensión olvidada: los olores como indicador ambiental

 
Mientras nos centramos en partículas invisibles y gases imperceptibles, existe una dimensión de la contaminación que a menudo pasamos por alto: los olores. Esta manifestación sensorial de la contaminación es frecuentemente el primer indicador de que algo no funciona correctamente en nuestro entorno.
 
Los olores desagradables no son simplemente una molestia; son señales de alarma que nos alertan sobre la presencia de contaminantes que pueden estar afectando nuestra salud y la de nuestras comunidades. Una fábrica que emite olores fuertes, un vertedero o una depuradora pueden ser fuentes de contaminación atmosférica que afectan tanto a la calidad del aire como a la calidad de vida.
 
Hay que tener en cuenta también, que no todo olor es sinónimo de que algo grave esté sucediendo, es por eso por lo que la gestión proactiva de olores es una herramienta fundamental para la protección medioambiental. Empresas, ayuntamientos y ciudadanía pueden utilizar la presencia de olores como un sistema de alerta temprana para identificar si nos encontramos frente a un problema o no, y actuar antes de que se convierta en crisis sanitaria o medioambiental.
 


El camino hacia la solución es una responsabilidad compartida

 
La mejora de la calidad del aire requiere un enfoque integral que involucre a todos los sectores de la sociedad, y la aprobación de la nueva Directiva europea de calidad del aire representa una oportunidad histórica para transformar la situación.
 
Esta normativa más estricta no debe verse como una carga, sino como una oportunidad para impulsar la innovación, mejorar la competitividad y crear empleos verdes. Las empresas que se adelanten a estos cambios tendrán ventajas competitivas significativas.
 


La innovación como motor del cambio

 
En este contexto, la innovación tecnológica se convierte en un aliado fundamental. Actualmente se están desarrollando soluciones para monitorizar, controlar y reducir las emisiones contaminantes. Desde sistemas de medición en tiempo real hasta tecnologías de tratamiento de gases, el mercado de soluciones ambientales está experimentando un crecimiento exponencial.
 
La gestión inteligente de olores, por ejemplo, permite a las empresas identificar y solucionar problemas de emisiones antes de que afecten a las comunidades circundantes, consiguiendo de esta manera no afectar al entorno, reducir costes operativos y riesgos legales.
 


El papel proactivo de empresas y administraciones

 
Las empresas más visionarias ya están adoptando enfoques proactivos hacia la gestión de la calidad del aire. No esperan a que la regulación las obligue; actúan por convicción y por estrategia empresarial. Saben que la sostenibilidad no es solo una responsabilidad social, sino una ventaja competitiva.
 
Los ayuntamientos también tienen un papel crucial. Aquellos que implementen políticas ambientales avanzadas no solo mejorarán la salud de sus ciudadanos, sino que también atraerán inversiones y talento. Las ciudades sostenibles son las ciudades del futuro.
 


La importancia de la medición y el control

 
No se puede gestionar lo que no se mide. La implementación de sistemas de monitorización continua de la calidad del aire y de olores es fundamental para una gestión eficaz. Estos sistemas permiten identificar problemas en tiempo real, evaluar la efectividad de las medidas adoptadas y proporcionar información transparente a la ciudadanía.
 
Las nuevas tecnologías de sensores, combinadas con análisis de datos avanzados y comunicación digital, están democratizando el acceso a información sobre la calidad del aire. Ya no es necesario esperar a informes anuales para conocer el estado de nuestro entorno.
 


El aire del futuro se construye hoy, entre todos

 
Esta situación no debe llevarnos al desánimo. Al contrario, representa una poderosa oportunidad para impulsar un cambio real hacia un modelo de desarrollo más saludable y sostenible.
 
La calidad del aire es un reto compartido que puede abordarse desde múltiples frentes. Lo positivo es que ya existen soluciones disponibles y accesibles que permiten actuar desde hoy.
 
Empresas y ayuntamientos tienen en sus manos herramientas eficaces para mejorar el entorno desde ya con tecnologías como NasApp — ganadora del premio BBVA a la Innovación empresarial y el 2º premio Open Future de Telefónica, entre otros — están demostrando que es posible transformar estas situaciones. Gracias a su capacidad para monitorizar y gestionar episodios de olor en tiempo real, NasApp convierte estos episodios en datos para prevenir, corregir y mejorar la situación del municipio afectado.
 
Las empresas que invierten en tecnologías limpias, los ayuntamientos que apuestan por la innovación ambiental y la ciudadanía que adopta hábitos más sostenibles ya están construyendo el futuro que queremos legar.
 
Los episodios de olor son un desafío, pero no insuperable. Con compromiso e innovación tecnológica, podemos lograr un entorno más limpio y habitable.

 

 


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