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18/06/2015

Nueva tecnología de tratamiento de aguas residuales hospitalarias que reduce los riesgos asociados



Una planta piloto con tecnología de Grundfos elimina de las aguas residuales de un hospital danés residuos biológicos y farmacológicos que no se pueden gestionar con los sistemas convencionales de tratamiento de aguas residuales. Este proyecto permite abordar un problema presente a escala mundial.
 
El pasado 2 de octubre de 2014, los técnicos del hospital de Herlev, próximo a Copenhague, vertieron una corriente de aguas residuales tratadas que podría contener la solución a un problema mundial. Hasta la fecha, las pruebas realizadas muestran que esta agua no contiene… prácticamente nada.
 
Y este es un logro muy importante.
 
 

Las aguas residuales hospitalarias no pueden tratarse con medios convencionales

 
Por lo general, las aguas residuales de los hospitales de cualquier lugar del mundo pueden contener trazas de todo tipo de sustancias, desde virus y bacterias multirresistentes hasta medios de contraste y fármacos para el tratamiento del cáncer. En la mezcla de sustancias que pasa desde los pacientes al sistema de alcantarillado público a través de los aseos del hospital también puede haber pequeñas cantidades de disruptores endocrinos y otros residuos de fármacos.
 
A continuación, esa corriente se hace llegar a instalaciones públicas de tratamiento de aguas residuales. Tal como indica Ulf Nielsen, director de planificación medioambiental de la firma de consultoría ambiental para el medio acuático DHI Dinamarca, ahí es donde realmente comienza el problema.
 
“Las plantas municipales de tratamiento de aguas residuales no están diseñadas para gestionar residuos farmacológicos y biológicos. Precisamente por eso estamos detectando la presencia de estas sustancias en los ríos”, explica Ulf Nielsen, que ha dedicado varios años al estudio del problema de las aguas residuales hospitalarias.
 
 
Christine Anna Hastrup, ingeniera medioambiental de DHI, toma muestras de las aguas
residuales tratadas del hospital de Herlev, situado cerca de Copenhague (Dinamarca)

 

Las aguas residuales generan riesgos para la salud y el medio ambiente

 
Ulf Nielsen señala que las aguas residuales hospitalarias pueden representar un riesgo para la salud humana, en especial para los trabajadores de las plantas de tratamiento de aguas residuales. Durante los períodos de lluvias intensas e inundaciones, los depósitos de almacenamiento de los sistemas de alcantarillado pueden desbordarse.
 
También existen riesgos para la vida acuática. Una vez que las aguas residuales se tratan y vierten al medio acuático, el contenido residual de microorganismos patógenos y fármacos pone continuamente en situación de riesgo a la fauna local.
 
“Incluso a concentraciones muy bajas, las sustancias presentes en las aguas residuales hospitalarias pueden afectar a la fauna”, explica Ulf Nielsen. “Por ejemplo, los estrógenos pueden provocar un fenómeno de hermafroditismo en los peces, mientras que algunos analgésicos son venenosos para las truchas y determinados psicofármacos pueden afectar al comportamiento de los peces y las aves”.
 

Los reglamentos para los hospitales aún no se han implantado plenamente

 
Según explica Poul Madsen, vicepresidente del grupo y responsable del área de soluciones globales de tratamiento de aguas, algunos ayuntamientos de Dinamarca aún están trabajando para resolver el problema de la regulación y normalización del tratamiento de aguas residuales hospitalarias. “Los reglamentos empezarán a entrar en vigor dentro de uno o dos años, pero a día de hoy todavía no existen requisitos legales en cuanto a procesos especiales de tratamiento. Las aguas residuales hospitalarias y domésticas reciben el mismo tratamiento, lo que constituye un planteamiento poco eficaz”.
 
Por su parte, la Comisión Europea ha situado tres productos farmacéuticos en una “lista de vigilancia” de sustancias que podrían someterse a regulación en el futuro. Sin embargo, en la actualidad no existen normas europeas aplicables a los fármacos y microorganismos patógenos presentes en las aguas residuales hospitalarias.
 

Un convenio de colaboración innovador para resolver el problema

 
Para abordar el problema de las aguas residuales, el gobierno regional del Gran Copenhague (o Región Capital de Dinamarca) estableció en julio de 2012 un convenio de colaboración del que forman parte el hospital de Herlev y otras entidades públicas y privadas, incluidas DHI Dinamarca y Grundfos A/S.
 
El objetivo de dicho convenio era encontrar una solución que permitiese eliminar en la práctica las sustancias problemáticas presentes en las aguas residuales hospitalarias, en lugar de limitarse a diluirlas con el resto de corrientes de aguas residuales del sistema público de tratamiento. Tal como explica Sophie Hæstorp Andersen, presidenta regional, pedir a Grundfos que participase en este convenio de colaboración era algo totalmente lógico.
 
“Grundfos había probado anteriormente algunas tecnologías excelentes a escala de laboratorio en colaboración con un par de hospitales de nuestra región”, apunta. “Incluir a Grundfos en nuestro convenio de colaboración nos permitió trabajar tomando esa experiencia como referencia”.
 
 
Una parte del proceso de tratamiento Grundfos BioBooster es hacer pasar los efluentes hospitalarios
a presiones muy elevadas a través de una serie de unidades de filtración por membrana

 

El tratamiento descentralizado es la clave del éxito

 
El resultado de esta labor de innovación vio la luz el 2 de octubre de 2014: una compacta planta de tratamiento de aguas residuales diseñada a medida por la unidad de negocio Grundfos BioBooster que se instaló justo al lado del hospital. Tal como afirma Poul Madsen, de Grundfos, el tratamiento local de las aguas residuales es la clave para el éxito del sistema.
 
“Nuestra planta recibe las aguas residuales directamente del hospital. Es decir, no están mezcladas con las aguas del sistema público de tratamiento de aguas residuales. Esto nos permite tratar específicamente las sustancias presentes en las aguas residuales hospitalarias”, explica.
 
 

Una tecnología segura, flexible y esencialmente distinta

 
La nueva planta de tratamiento incluye procesos biológicos de depuración, así como un sistema de membranas cerámicas de filtración y una etapa final de “refinado” con carbón activado y ozono. Es un sistema extremadamente flexible: cada elemento de este sistema modular puede ampliarse, quitarse o ajustarse para adaptarlo a diferentes necesidades.
 
La distribución física de la planta también es totalmente distinta en comparación con las instalaciones convencionales para aguas residuales.
 
“Habitualmente, las aguas residuales hospitalarias se envían a grandes plantas municipales de tratamiento, que ocupan mucho espacio y exigen la instalación de largas tuberías para conectarlas con el hospital”, explica Poul Madsen. “Hemos desarrollado una planta compacta de tratamiento de aguas que puede suministrarse en forma de cuatro o cinco módulos prefabricados. Su tamaño no es mayor que el de una casa pequeña y permite tratar a escala local las aguas residuales hospitalarias y, a continuación, verterlas de manera segura en el medio acuático también a nivel local”.
 
Los olores y los microorganismos patógenos de transmisión aérea también se tratan localmente, ya que se eliminan del aire antes de que este salga del sistema de tratamiento cerrado. Los lodos generados en el sistema (incluidos los restos de microorganismos patógenos que puedan contener) se secan dentro de las propias instalaciones y luego se transportan al exterior para eliminarlos en una incineradora local.
 

Las aguas residuales tratadas pueden convertirse en un recurso

 
El sistema de tratamiento aún es un proyecto piloto. Hasta que la fase piloto termine a mediados de 2015, DHI continuará monitorizando y analizando las aguas residuales tratadas en busca de unas cien sustancias diferentes. Durante esta fase, las aguas tratadas se enviarán a continuación al sistema público de alcantarillado y tratamiento de aguas residuales.
 
Si los resultados de las pruebas realizadas por DHI cumplen las expectativas generadas hasta la fecha, en el futuro no habrá que verter las aguas depuradas en el sistema público. En su lugar, una parte de las aguas se reutilizará como agua técnica para el hospital y la otra parte se verterá directamente en el cercano río Kags, lo que contribuirá a que tenga un caudal de agua más estable durante los meses de verano.
 
En otras palabras, las aguas que en el pasado suponían un riesgo se convertirán en el futuro en un recurso.
 
 
El sistema BioBooster depura las aguas residuales hospitalarias en tres pasos

 

Los nuevos reglamentos podrían crear interés por las tecnologías de eficacia probada

 
A Poul Madsen le satisface comprobar que, en los últimos años, los organismos legisladores han empezado a mostrar un mayor interés por el tema de la reglamentación en relación con las aguas residuales hospitalarias. Tal como señala, la planta de tratamiento de Herlev servirá como referencia para la futura regulación municipal danesa en materia de aguas residuales hospitalarias.
 
“Existe una enorme necesidad de regulación en esta área”, añade Poul Madsen. “Estamos vertiendo todo tipo de sustancias en el agua del que nuestros descendientes habrán de beber”.
 
También cree que establecer límites formales para las sustancias farmacológicas y biológicas presentes en las aguas residuales contribuirá a aumentar el interés por aquellas tecnologías de eficacia probada que permitan a los hospitales cumplir los nuevos requisitos.
 

El modelo de Herlev ha generado interés a escala internacional

 
Sophie Hæstorp Andersen está convencida de que el recién inaugurado sistema de tratamiento puede tener una gran importancia para hospitales de todo el mundo que se enfrentan a los mismos problemas que el hospital de Herlev.
 
“Creemos que tenemos la solución a un problema que sufren muchos grandes hospitales, tanto daneses como de otros países. Esto ya ha generado interés a nivel internacional; de hecho, hemos recibido visitas de varias delegaciones de diversos países, incluida una de China”.
 
Poul Madsen también tiene grandes expectativas en lo que respecta al futuro del nuevo sistema de tratamiento de aguas residuales:
 
“El hospital de Herlev es el primero de todo el mundo en instalar esta tecnología. Pero creo sinceramente que su potencial es mucho mayor. Pienso que, en los próximos años, esta tecnología llegará a ser extremadamente importante, sobre todo en países industrializados en los que el medio ambiente tiene interés político y constituye un aspecto estratégico”.
 
 
 
 

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