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La demanda mundial de agua crecerá un 55 % promedio para el 2050 según la ONU


05/02/2015

Internacional
La demanda mundial de agua crecerá un 55 % promedio para el 2050 según la ONU
  • Un informe de Naciones Unidas asegura que en el planeta hay agua para todos, pero da una señal de alerta: la demanda global, que crecerá un 55% para 2050 principalmente por los sectores de la producción y la generación energética térmica
 
La ONU presentó el informe sobre Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo dedicado íntegramente a la relación entre el agua y la energía. Según sostiene, “debemos entender mejor las complejas interacciones entre recursos que guardan relación entre sí como el agua, la alimentación y la energía, y debemos reconocer que es imposible ordenar esos recursos si los tratamos y gestionamos de forma aislada. Toda forma de producción de energía, por ejemplo, incide en la calidad y cantidad del agua disponible; las decisiones adoptadas en un sector repercuten en el otro, para bien o mal”, informó la Revista de La Bolsa de Comercio de Mendoza.
 

La importancia del agua

 
El agua dulce y la energía son cruciales para el bienestar y el desarrollo socioeconómico sostenible. Las crisis regionales y mundiales –climáticas, de pobreza, hambre, salud y finanzas- que amenazan el sustento de muchos, especialmente de los 3.000 millones de personas que viven con menos de US$2,5 por día, están interrelacionadas con el agua y la energía.

Se prevé que la demanda mundial de agua –en términos de extracción de agua- aumentará cerca de un 55% para el 2050, principalmente debido a la creciente demanda de la producción en un 400%, generación de energía térmica en un 130% y consumo doméstico en un 140%. Como resultado, la disponibilidad de agua dulce estará bajo mayor presión durante éste periodo y las previsiones apuntan a que más de un 40% de la población mundial vivirá en zonas con severos problemas hídricos para el 2050.

Existe una clara evidencia que las reservas de agua subterránea están disminuyendo; se estima que un 20% de los acuíferos del mundo están sobreexplotados, algunos de forma crítica. El deterioro mundial de los humedales está reduciendo la capacidad de los ecosistemas de purificar el agua.

Para el 2035 se prevé que la demanda de energía aumentará en más de un tercio, principalmente en China, la India y los países del Medio Oriente, que sumarán cerca del 60% de dicho aumento. Para ese año se prevé un aumento de la demanda de electricidad en aproximadamente un 70%.

Conforme evoluciona la matriz de energía en un país o región, por ejemplo de combustibles fósiles a energías renovables también evolucionan las implicaciones para los recursos hídricos y sus servicios ecosistémicos. Aproximadamente un 90% de la electricidad mundial requiere agua para su producción.
 

Agua y energía

 
La Agencia Internacional de la Energía estimó la extracción mundial de agua para la producción energética en 2010 en 583 mil millones de m3 (alrededor del 15% de la extracción total del planeta). Para el 2035, las extracciones podrían aumentar en un 20% y el consumo en un 85% como consecuencia de la progresión hacia plantas generadoras más eficaces con sistemas de enfriamiento más avanzados (que reducen la extracción de agua pero aumenta el consumo) y un aumento en la producción de biocombustibles. El impacto local y regional de los biocombustibles puede ser significativo, ya que es uno de los tipos de producción de combustibles con mayor consumo de agua.

Las centrales térmicas son responsables de aproximadamente el 80% de la producción mundial de energía, siendo un sector que se constituye como gran consumidor de agua. El proceso de enfriamiento de las centrales eléctricas es responsable del 43% de la extracción de agua dulce en Europa –más del 50% en varios países europeos-, de casi el 50% en EE.UU y más de 10% en China.

La energía constituye un gran negocio comparado con el agua y puede disponer de una mayor cantidad de recursos de todo tipo. Las fuerzas del mercado han desempeñado un papel mucho más importante en el desarrollo del sector energético que en la gestión de los recursos hídricos y la mejora de los servicios relacionados (agua potable y saneamiento)   que históricamente han sido temas asociados con el bienestar y la salud pública.

La creciente demanda de los escasos recursos hídricos aumenta la presión sobre los productores de energía basada en el consumo de agua para buscar otras alternativas, especialmente donde la energía compite con otros importantes usuarios de agua –agricultura, producción, agua potable y servicios de saneamiento para ciudades- y donde el uso del agua puede estar restringido para mantener ecosistemas sanos. La incertidumbre asociada al crecimiento y la evolución de la producción energética mundial, por ejemplo a través del aumento de fuentes no convencionales de gas, petróleo o biocombustibles, puede plantear riesgos significativos para los recursos hídricos y otros usuarios. Las políticas que benefician un sector puede conllevar mayores riesgos y efectos perjudiciales para otro, aunque también puede generarse beneficios mutuos. La necesidad de administrar las concesiones y maximizar los beneficios entre varios sectores se ha convertido en algo fundamental.

Además de la búsqueda de nuevas soluciones técnicas, se necesitan nuevos marcos políticos y económicos para promover la cooperación y planificación integrada entre sectores.

En el contexto de generación de energía térmica, existe un creciente potencial de graves conflictos entre la energía otros usuarios de agua y las consideraciones medioambientales. Si bien las desventajas pueden ser reducidas a veces por los avances tecnológicos, estos avances también pueden conllevar sus propias desventajas.
 

Incentivos

 
Los incentivos para aumentar la eficiencia que enfrentan estos dos sectores: agua y energía; son asimétricos: los usuarios de energía no tienen incentivos para conservar agua debido a la inexistencia de costos o su bajo precio, pero los usuarios de agua normalmente pagan por la energía , aunque los precios pueden ser subvencionados.

Una política coherente –es decir, una respuesta adecuada del público a la interrelación del agua, la energía y los sectores relacionados-, requiere una jerarquía de acciones:
 
 
  • Desarrollar políticas nacionales coherentes que afecten los diferentes sectores.
  • Crear marcos jurídicos e institucionales para promover esta coherencia.
  • Asegurar la disponibilidad de datos y estadísticas confiables para la toma y supervisión de decisiones .
  • Fomentar la sensibilización por medio de educación, medios de información pública y capacitación.
  • Apoyar la innovación y la investigación de desarrollo tecnológico.
  • Garantizar la disponibilidad de financiación.
  • Permitir el desarrollo de mercados y empresas.

Estas acciones crean en su conjunto el entorno propicio que permitirá generar los cambios necesarios para el desarrollo sostenible y compatible del agua y energía.
 

Fuente infocampo.com.ar


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